“Una última hipótesis es que el éxito de la religión podría atribuirse a que proporciona mayor tolerancia frente a las catástrofes, estimulando la procreación incluso en circunstancias desesperadas. Esto se acerca bastante a la teoría de la “endorfina”. Los humanos somos capaces de experimentar estados que se describen como “pérdida de la realidad” –los chimpancés aparentemente son inmunes a eso- en manifestaciones tan diversas como el patriotismo extremo, la fascinación por los juegos y deportes, la proverbial distracción, o más bien concentración, de los científicos y artistas y, no menos importante, el fervor del comportamiento religioso”.
“La creación de lo sagrado”
Walter Burkert
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